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9 julio, 2024
Menufaktūra
La obra Julieta de Gabriela Muñoz, dedicada a la abuela de la intérprete, te invita a conocer a una mujer extraña y un tanto excéntrica que vive en una habitación hecha de tabiques coloridos, parecidos a una casa de muñecas. Su ropa (batas y camisones con estampados multicolores, que esconden los detalles más necesarios del día en sus bolsillos, mangas y escotes, y pantuflas que barren el suelo) me recuerdan a mis abuelas.
Es cierto que “Julieta” está lejos de convertirse en una actuación que pretende burlarse- la sombra de la tristeza y la soledad siempre acompaña al ser payaso y encantador y cómico, pero Muñoz es capaz de distraerla, como diciendo: ” ¡Mira aquí!” ¡Y ahora aquí! ¿No es divertida esta situación?”; guiando por su mundo, donde la muerte siempre está presente, pero no prohíbe vivir, y la tristeza no impide la risa.
Muñoz conduce constante y fácilmente al público ebrio de humor mudo a las profundidades del tema, llenando la casa del personaje de sueños surrealistas y recuerdos nostálgicos, para que finalmente el sensible y poético final, testigo de la salida de este mundo, se convierta en un eficaz milagro escénico.
“Julieta” es una actuación realmente conmovedora que sorprende por la amplitud de los límites del clown y lo mucho que se puede decir sin decir una palabra.